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¿Cuándo se empezo a usar la pintura acrílica?
Nació a principios del siglo XX, durante la revolución mexicana. Utilizada en primer lugar por los muralistas de México, la pintura acrílica sólo llegó al mercado a partir de los años 1950. En los años 1960, fue adoptada por Andy Warhol, a quien debe sin duda alguna su fulgurante éxito.
¿Cómo se crea la pintura acrílica?
Cómo hacer pintura acrílica
- Agrega agua (o alcohol si tu pigmento no se disuelve fácilmente en el agua, incluso el vodka te sirve) a un pequeño montículo de pigmento.
- Mezcla con una espátula.
- Una vez que el pigmento esta completamente disuelto, agrega un poco de base acrílica.
- Nuevamente, mezcla con tu espátula.
¿Quién inventó la pintura acrílica?
Para cerrar, y como dato curioso, el primer pintor que utilizó la pintura acrílica fue el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros. Es gracias a él y los cursos que impartío en Nueva York al respecto que algunos de los pintores posteriormente llamados expresionistas abstractos supieron de esta técnica y de distintas formas de aplicarla.
¿Cómo hacer pintura acrílica?
La pintura acrílica es muy práctica, ya que no requiere materiales extras. Para emplearla, necesitas simplemente la pintura, pinceles, agua, el lienzo y una paleta para mezclar. Primero, debes verter la pintura sobre la paleta de mezclar. La paleta debe ser de un material plástico o no poroso para limpiarla fácilmente y mezclarla con facilidad.
¿Cuáles son las ventajas de la pintura acrílica?
La pintura acrílica es increíblemente versátil y fácil de utilizar, esto es una ventaja que supera a otras opciones, sobre todo para los principiantes. Además, se puede usar sobre gran variedad de soportes, por esta razón es mencionamos su versatilidad. Tiene poco olor, se puede mezclar fácilmente y es de rápido secado.
¿Por qué es importante el acrílico en los cuadros?
El acrílico les dio a muchos la posibilidad de tener en sus cuadros comienzos rápidos, finales rápidos y secado rápido, permitiendo agilidad al inmediatamente poder colgar el cuadro y venderlo, como en el caso de la fábrica de Warhol. Keith Haring, Sin Titulo, 1982.