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¿Qué es una infección hepática?
El término «enfermedad hepática» se aplica a muchas enfermedades que impiden que el hígado funcione o evitan que trabaje bien. El dolor abdominal, el color amarillo de la piel o los ojos (ictericia) o los resultados anormales de las pruebas de la función hepática pueden sugerir que usted padece una enfermedad hepática.
¿Cómo saber si hay infección en el hígado?
Si se presentan signos y síntomas de enfermedad hepática, estos pueden incluir los siguientes:
- Color amarillento en la piel y los ojos (ictericia)
- Hinchazón y dolor abdominal.
- Hinchazón en las piernas y en los tobillos.
- Picazón en la piel.
- Orina de color oscuro.
- Color pálido de las heces.
- Fatiga crónica.
- Náuseas o vómitos.
¿Cuáles son las complicaciones de la cirrosis hepática?
A medida que progresa, la cirrosis hepática puede presentar numerosas y graves complicaciones. Algunas de ellas son: Ascitis y edemas: acúmulo de líquido en el abdomen, a veces, en grandes cantidades (ascitis) y/o en las extremidades (edemas).
¿Qué enfermedades pueden dañar el hígado y provocar la cirrosis?
Una amplia variedad de enfermedades puede dañar el hígado y provocar la cirrosis. Entre las causas se incluyen las siguientes: Acumulación de grasas en el hígado (enfermedad de hígado graso de causa no alcohólica) Enfermedad del hígado causada por el sistema inmunitario del cuerpo (hepatitis autoinmunitaria)
¿Cuáles son los síntomas de la cirrosis?
La cirrosis, por lo general, no da señales ni tiene síntomas hasta que las lesiones hepáticas se hacen grandes. Cuando sí hay signos y síntomas, estos pueden incluir: Fatiga; Aparición de hemorragias o hematomas con facilidad; Pérdida de apetito; Náuseas; Hinchazón de las piernas, los pies o los tobillos (edema) Pérdida de peso; Picazón en la piel
¿Qué es la cirrosis avanzada?
La cirrosis avanzada es potencialmente mortal. Por lo general, el daño al hígado causado por la cirrosis no puede revertirse. Pero si la cirrosis hepática se diagnostica de manera temprana y se trata la causa, se puede limitar el avance del daño y, raramente, revertirse. El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo.