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¿Por que comprar miel local?
Uno de los beneficios de comprar miel a un apicultor local es que se ayuda a frenar ese éxodo. De esta forma muchos de esos jóvenes profesionales pueden mantener la tradición familiar y desarrollar la pasión por la apicultura con la garantía de que van a poder vivir de ello.
¿Cómo comprar miel de calidad?
Consejos para comprar miel de buena calidad
- 1- Fíjate en el etiquetado de la miel. ¿Y qué debes encontrar?
- 2- Compra la miel a un apicultor. La cercanía en este caso es garantía de calidad.
- 3- La miel se cristaliza. La miel puede cristalizar a bajas temperaturas.
- 4- Conoce las propiedades de la miel para elegir bien.
¿Cómo saber qué es miel original?
Trucos para reconocer la miel adulterada La miel pura debe quedarse toda junta, como un sólido, cuando se sumerge en agua. Mezcla un poco de miel con agua y sobre esta solución coloca cuatro o cinco gotas de esencia de vinagre. Si observas que se forma espuma, la miel puede estar adulterada con yeso.
¿Cuáles son las mejores tiendas de miel en España?
Es el caso de la Granja San Francisco, Eroski, Aliada, Helios, Carrefour, Aldi, La Dulce Abeja y Auchan El Pulgar. Por su parte, Hacendado, Guadiala, Alemany, Gure Eztia y Eco Cesta envasan miel sólo procedente de la UE, mientras que Mel da Danta, La Caperucita, Extremiel, Gozo Gozoa se decantan exclusivamente por la que se produce en España.
¿Cómo saber si una miel es pura?
Prueba de las hormigas. Existe también una creencia popular de que las hormigas pueden ayudar a saber si una miel es pura o no. Estos insectos se sienten atraídos por este producto cuando contiene azúcares añadidos, pero no le hacen ni el menor caso cuando se trata de miel pura sin ningún tipo de aditivos.
¿Cómo usar miel en la cocina?
Otra estratagema clásica es poner unas gotas de miel sobre el típico papel secante de cocina. En el caso de que el endulzante se absorba habrá que dudar sobre su pureza, ya que contendrá azúcares añadidos y un alto grado de humedad.
¿Qué es el tratamiento de miel?
Este tratamiento consiste en calentar el producto a temperaturas que se mueven entre los 65 y los 80 grados centígrados. El objetivo es evitar que la miel se cristalice con facilidad una vez envasada, aunque al mismo tiempo se reducen algunas proteínas. Además, también cambia el sabor y el color.